sábado, 26 de octubre de 2013

Miley Cirus, desatada.



Miley Cirus, desatada
Este artículo podría haber sido así:


El Señor y la Señora Cyrus han pedido a su asistenta doméstica que vuelva a calentar el solomillo a la pimienta. Todavía confían en que podrán cenar todos juntos esta vez.

Son las 21:59 en Minessota y Miley se retrasa ya media hora con respecto al límite acordado en comité familiar. Los afligidos padres se miran de un extremo a otro de la mesa, en silencio, manteniendo las formas. Una cabeza de ciervo disecada encima de la chimenea contempla la tensión de la escena.

Su princesita hace tiempo que ha salido del campus de Harvard, no será abogada laboralista. En esos momentos, mientras la asistenta retira los platos, su única hija enseña un pecho y abre las piernas embutida en un vestido corto y cortado a cuchillo ante miles de adolescentes que se agitan como un cóctel muy cargado con cada golpe de su pubis, ahora hirsuto, bien recortado, perfumado. Bloody Miley.

La señora Cyrus, resignada, da el primer bocado al solomillo a la pimienta recalentado, resignada. Suspira levemente y se endereza en la silla de Philipp Starck. Mastica. Mastica despacio, como le han enseñado. Y traga. La madre de Miley traga.

viernes, 25 de octubre de 2013

Rueda de Espíritus del Mueble



Doce. Son doce. Ya están todos.

Mesa Frigorífico Sofá Silla Armario Lámpara Cama Inodoro Estantería Televisor Espejo Fogón

Doce espíritus que habitan nuestras casas. Benévolos, traviesos, resentidos y condenados. Más cercanos que las constelaciones o los animales míticos. Éstos sí que nos influyen, no lo dude; día a día, ahí están. Existen, los puede comprar, tocar y limpiar. Tienen deseos, impulsos, amarguras. Piénselo detenidamente: ¿y si fuera así? ¿Qué le hace pensar que un mueble es un elemento inerte que no suma ni resta? Forma parte del continuo de la realidad aunque se haya hecho la ilusión de que usted mismo acaba en la piel. La magia no existe, dice.

¿A qué mueble se encomendará?, ¿de cuál resguardarse?, ¿en qué mueble se ha convertido usted?

jueves, 24 de octubre de 2013

El alma de los muebles. Televisor, Espejo, Fogón.

Televisor. Es absurdo un televisor apagado o de cara a la pared. Su carcasa de plástico es completamente inútil. Emite un brillo débil, insuficiente para iluminar el aquí y ahora, sólo puede reflejar. Las personas tienen tanta sed de nuevas representaciones que lo colocan en el ábside de su hogar aguardando otro micro éxtasis. Sólo los gatos, que acarician el suave calor que desprende, aprecian lo que auténticamente es.


Espejo. Que la copia sea la realidad es una mentira conveniente. No se puede mirar directamente a los propios ojos y las personas necesitan identidad, aunque sea falsa. El espejo también quiere su identidad pero nadie reconoce al espejo mismo. No es una ampliación de la habitación, es una superficie pulida. Nadie lo ve. Cuando descubre que sólo es un hueco entre todo lo que existe se suicida en mil pedazos. Filósofo coherente.


Fogón. No es tanto algo fabricado como una reducción. Una bombona de butano podría ser una explosión y una resistencia podría hacer arder la casa. El fogón es la naturaleza amputada. Le sangramos para que no tenga demasiada fuerza y se le pica cuando queremos que luzca. El signo del fogón acumula odio. Cuando le ponen encima una cacerola de lentejas quisiera matar. No le humillen más de lo necesario. Cuidado.



martes, 22 de octubre de 2013

El alma de los muebles. Silla, armario y lámpara.



Silla. La silla nunca está sola. Los auspiciados por la silla son gregarios y se necesitan en buen número. Sin embargo, ocupan demasiado espacio cuando es necesaria la soledad. La silla es dócil; se deja crujir y rajar. Derrocha su servicio esperando ser reconocida y algún día dejar de ser el mueble que se pliega o se guarda debajo de la mesa la mayor parte del tiempo. Tan necesaria como reemplazable.



Armario. Hay una parte del armario que ordena la ropa u objetos cotidianos. Pero la mayor parte del armario es para lo que no se vuelve a usar o nunca hemos usado. Permanece en el fondo o en el altillo, oscuro, olvidado. El signo del armario acumula nostalgias e insatisfacciones. Cuando cumple años sus bisagras cantan tristes. Monumental e inamovible como un mausoleo; nadie conoce todo lo que contiene.



Lámpara. Una luminaria está desplazada al techo u oculta por una mampara. Sólo deseamos sus efectos porque mirar directamente duele. La misión de la lámpara es mantener a raya la oscuridad y su constancia es tal que las personas se han olvidado de que existe una lucha. Pero si un día las lámparas se rindieran las personas se quedarían inmóviles, aterradas. Hay ojos que por la noche velan por nosotros. Están ahí.

lunes, 21 de octubre de 2013

El alma de los muebles. Cama, Inodoro, Estantería.

Cama. Se le pide consejo, es madamme y madre, se abandona la conciencia en ella. El amor hacia este mueble es tan grande que hay quién no puede pasar la noche en lecho extraño. Las personas están agradecidas, por eso la hacemos a menudo, renovando nuestro compromiso. El peso muerto la va deteriorando hasta que chirría. Escuchad por la noche. Está diciendo que también nos quiere pero que la dejemos en paz.


Inodoro. Conoce el perineo de las personas y cómo se frunce su ano mejor que ellos mismos. Primero caca, luego mierda y por último heces, toda una vida. Olores y sonidos más íntimos que el sexo. El cómplice del crimen que recoge y arrastra nuestros secretos, por encargo. Sabe tanto, tanta verdad, que nos da miedo. Por está encerado con pestillo, no confiamos. Silencio blanco. Leal.


Estantería. Libros que no se volverán a leer. Vajilla que la familia no usa si no hay visita. Souvenirs, curiosidades, flores. La estantería no almacena, más bien exhibe. Cuando la estantería se apropia de algo útil lo convierte en adorno. Jerarquiza, obliga a tasar lo que no tenía precio. Sus estantes son los párrafos de un currículum amañado. Travesti: Show must go on. Querida, te veo estupenda.




A estas alturas de la colección ya pueden empezar a tomar partido. Aquí está la silla, el armario y la lámpara. Aquí la mesa, el frigorífico y el sofá. ¿De qué signo cree que son?, ¿o cuál les gustaría ser? ¿Nunca han tenido el delirio de que su casa les contradice, les protege, les acecha?

Cabrones, no me dejen solo en esto.

sábado, 19 de octubre de 2013

El alma de los muebles. Mesa, frigorífico y sofá.

Mesa. El designio de la mesa sostiene los bienes y placeres de forma estable pero es incapaz de ofrecer un descanso a las personas. Renuncia al contacto íntimo a cambio de que las reuniones se organicen a su alrededor. Está satisfecho con el roce de las alhajas o los puños de las camisas. La mesa apenas acaricia la piel y considera a sus usuarios en función de su indumentaria.



Frigorífico. El corazón de un frigorífico no descansa. No conserva, al contrario, propicia el cambio. Consume mucha energía en comprimir, expandir y hacer circular sus fluidos. Se enciende cuando se introduce algo nuevo o se saca lo viejo. Está proyectado al futuro, los alimentos que guarda son y deben ser efímeros. Si algo se acomoda demasiado tiempo lo pudre. Por la noche se le oye protestar.


Sofá. El sofá es blando, cálido, se amolda a la forma de quien se hunde en él. Su estructura de grapas, clavos y tachuelas está oculta, tan sólo muestra cojines sobre bloques de gomaespuma. Esa amabilidad agrada a todos, por eso ocupa un espacio básico en casa. La fofa tapicería de un sofá suele tragarse llaves, monedas o mandos a distancia; herramientas que se asfixian lentamente entre sus pliegues.

Entrada dedicada a I.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Actividades en la barra del bar

Bares, qué lugares tan gratos para conversar, ¿verdad? Esto es algo que asume todo el mundo.

Pero están llenos de otras posibilidades, por ejemplo:


Se puede usted llevar un tupper ware y algún cubierto por si no le es posible cenar en casa y regarlo todo con un Gin Tonic. Pida permiso al encargado, por si le molesta que su nutrición estropee el ambiente sensual y canalla del mundo de La Noche. Qué quieren que les diga, a mí unos taquitos de jamón con melón, en La Noche, me sabe a Gloria Bendita. Y si además la camarera es como la estupenda M., que te remoja los cacharros con un poco de Fairy, el bar pasa de canalla a entrañable en un plis-plas. Miren qué reluciente ha quedado el tenedor.

Las barras también sirven de escritorio para elaborar arduas labores de investigación en grupo. Porque son horizontales.

Al visionar un documental sobre el papel de España en la Segunda Guerra Mundial nos causó una gran impresión la silueta del Generalísimo. No entendíamos cómo la chaqueta podía tener ese vuelo una vez superada la presión de la faja y, en general, la redondez del perfil del Caudillo. Emprendimos una reconstrucción anatómica para entender el recubrimiento de Francisco Franco por el uniforme de gala.

Éstas han sido nuestras reveladoras conclusiones:


Estamos negociando con la BBC.

Cuéntenos, ¿se le ocurren más usos prácticos de la barra de un bar?

viernes, 11 de octubre de 2013

Movimientos de las piezas del ajedrez. El Caballo (3/6)

En tiempos de paz se las arregla para estar en todos los eventos sociales. Ha puesto de moda varios pasos de baile, comparte su rape y cuchichean las damas que su potencia sexual compensa con creces su déficit de atención. En la guerra sus reacciones son imprevisibles y a veces hasta incómodas en su propio bando; por ello, los alfiles han aconsejado insistentemente que deben prohibirle el consumo de rape entre otras muchas cosas. Pero cuando le ven salir de la formación, arrojándose al caos, despreciando el riesgo, los mandos del ejército estiman que no se le puede negar su dosis: sería un error táctico. Al rey en particular le cae muy bien el caballo, le recuerda a todo lo que él quería ser en sus tiempos de príncipe. Por eso le perdona su descaro, su indiscreción y su falta de puntualidad. Eso sí, el monarca es muy consciente de las miradas que el caballo intercambia con la reina. Ha mandado a los alfiles, que nunca duermen, vigilar discretamente la cámara real y si le informan de un movimiento demasiado osado no duda en sacrificar al drogadicto por el bien del reino. Los caballos suelen dejar bonitos cadáveres.


Signos zodiacales: Sagitario y Tauro.
Arcanos del Tarot: Carro, Loco, Sol y Estrella.
Colores: Magenta, naranja y rojo.
Instrumento de grupo pop: Sintetizadores.
Material de dibujo: Dedos.
Alineación en el fútbol: Libre.
Lance del amor: Sexo

Cajas sorpresa: [Caja 1] [Caja 2] [Caja 3]

miércoles, 9 de octubre de 2013

Movimientos de las piezas del ajedrez. El Alfil (4/6)


El alfil, antes de la guerra, estaba muy a gusto leyendo libros de la colección prohibida del monasterio. Aristóteles, Lutero, Maquiavelo, Lao-Tsé o Sunt-Tzu. Si él gobernara aplastaría imperios sin necesidad de desenvainar una espada. Si él reinara los peones producirían excedente en los campos, las torres estarían portándole a hombros camino de las embajadas y los caballos estarían masturbándose en la cárcel. Si él fuera el rey, la reina se daría cuenta de que, bajo su difícil figura y nariz aguileña, se esconde un fino espíritu, humor inteligente y el corazón a estrenar. Pero de momento se conforma con arrimarse al trono y tener acceso a información crucial. El rey no confía en él pero le necesita para las operaciones delicadas. El alfil estudia en su celda cerrada con llave los informes codificados de sus espías. También, cuando nadie le ve, enciende incienso en vez de velas y medita. En el momento preciso envía a un asesino, o assassin como él insiste en llamarlo, y sofoca la crisis a millas de distancia. Para un alfil otro alfil es un enemigo tan admirable como peligroso, por eso a veces establecen pactos secretos de no agresión e intrigan para acabar con su enemigo común: las piezas estúpidas.

Signos zodiacales: Capricornio y Acuario.
Arcanos del Tarot: Diablo, Sumo Sacerdote y Ermitaño.
Colores: Negro, azul y gris.
Instrumento de grupo pop: de cámara.
Material de dibujo: Lápiz duro.
Alineación en el fútbol: Centrocampista.
Lance del amor: Espera.

Cajas sorpresa: [Caja 1] [Caja 2] [Caja 3]

viernes, 4 de octubre de 2013

La reina y los movimientos de las piezas del ajedrez (6/6)


La reina y el alfil.

Hay varios grados en el arte del secreto. El alfil maneja infinidad de ellos pero no es muy competente dado que todos lo dan por supuesto. Las mentiras poderosas jamás son pronunciadas ni escritas, sólo pesan en el corazón humano. La sonrisa de una dama revela un pacto vergonzoso, el broche elegido advierte de una conspiración y un chiste reído a destiempo es la amenaza de un próximo ataque. Nadie como la soberana es capaz de desentrañar la maraña de sobreentendidos con las preguntas y silencios precisos al tiempo que blinda su propio rostro.

Allí donde no llegan los ojos de la reina están los oídos de la joven que trabaja en su peinado, la charlatanería aparentemente frívola de la jefa de cocina o la discreción atenta de su dama de compañía. A todas ellas les otorga amabilidad sincera a cambio de una lealtad incorruptible. De nada le serviría un batallón de espías sigilosos, astutos y diestros en el arte de matar si tuviera que pagar por su servicio. Esa ventaja aparente es un futuro chantaje.

La reina y la torre.

La reina ha evitado batallas que hubieran sido un error estratégico provocando otras cuyo saldo resultó positivo. No necesita planos del terreno ni exploradores del enemigo. Le basta un mensajero para provocar un enlace matrimonial, festejar un sacramento o confundir los sentimientos de un caballero sin dejar pruebas. Papel, lacre como firma oficial y su perfume como rúbrica efectiva. El arte de la redacción, de la firma y la caligrafía, de la ambigüedad, de los resortes inconscientes. En estas operaciones debe decidir qué parte del ejército morirá. Una torre sentimental es peligrosa ya que podría ser objeto de su piedad. Por ello su escuadra suele ser el sacrificio adecuado. La última torre con su ejército cayó a causa de la correspondencia de un cortés enemigo al que eligió no responder nunca más. Sus remordimientos por ello son lacerantes e impecables.

La reina y el caballo.

La belleza es parte del juego de sobreentendidos. Su Majestad ha deformado costillas y vértebras, introducido parásitos en su intestino y puede permanecer inmóvil durante horas para no desencajar un cabello de su tocado ni provocar la mínima grieta en su máscara. La dejación manda un mensaje claro a sus enemigos: fatiga. Por ello la reina camina en el filo entre la coquetería y el honor. Son útiles los caballos que pierden la mesura a la menor señal pues son voceros de su atractivo sin ver comprometida su decencia. Si una mañana aparece una imperfección grave en su piel no hay mejor maquillaje que aceptar el tercer vals. Debe, sin embargo, guardar esta baza. No abundan los cortesanos inconscientes y si su esposo decide eliminarlos nada podría hacer para interceder. Cuántas veces ha fantaseado con compartir esa libertad. El caballo puede ser paladín y hombre al tiempo pero la reina debe ser tan sólo eso.

La reina y el peón.

La reina detecta los secretos sin delatar su existencia. Sin embargo, al ser ella el principal objeto de los mismos, los teme más que nadie. Los nobles de la corte también desean que los secretos sigan siéndolo, por ello son menos peligrosos de lo que les gusta creer. Sólo alguien sin honor que perder ni delito que confesar puede ejercer el mayor poder al respecto: crearlos. Es irrelevante si el secreto generado parte de una mentira. Cada rumor que penetra en palacio cambia las reglas del juego. Si la reina pasara por alto alguna de las "cosas que se cuentan por ahí" podría cometer una torpeza imperdonable.

No hay bestia más astuta y encarnizada que la hambrienta. Miles de peones, entre bromas y miradas indiscretas, no dejan de frotar sus lenguas de pedernal sin que ella pueda hacer otra cosa que aislarse para no regalarles ni un grano de yesca. El día que uno de ellos logre encender la chispa oportuna, las llamas serán atizadas dentro de la corte hasta que la soberana pierda su dignidad y con ella, su poder. No podrá hacer otra cosa que inmolarse a cambio de otra reina.

La reina y el rey.

Cuando se acuerda el enlace de una princesa siempre se le dice que aprenderá a amar a su esposo. De niña la reina lloraba porque no podía imaginar que fuera cierto. Su matrona, al oírla sollozar tras la puerta, entró y le pegó una paliza tan cruel que ella también acabó quebrándose. Lloraron en silencio las dos, abrazadas, arrodilladas en el suelo. La reina prometió no llorar más.

La última vez que estuvo a punto de incumplir su promesa estaba sentada en el jardín de orquídeas. Un caballo joven, su maestro de baile, murió para protegerla de los espías de un alfil. Cometió el error de exponerse demasiado pronto en la partida. Loca por la culpa, no reflexionó. Aprovechó que un oficial estaba enamorado de ella y, sin dar parte al rey, mandó a las tropas de la torre oeste a apresar a los asesinos. También cayeron. Era una trampa de la reina enemiga con quién había compartido una charla amistosa tres jugadas antes. Interpretó bien sus debilidades y en quién confiaba. Ahora no había quién le diera la paliza que necesitaba.

El rey no consiente que absolutamente nadie se acerque a las orquídeas. Por eso, cuando vio a su joven esposa en el jardín, se dirigió a ella para reprenderla. La reina, al advertir que no estaba sola, se recompuso rápidamente, se frotó la cara y con expresión beatífica fingió contemplar la belleza de las flores. El rey cambió de actitud al acercarse. Dudaba qué decir. Al final arrancó uno de sus más preciados ejemplares, la Masdevallia rolfeana, y la dejó en el regazo de su mujer. De inmediato la soberana se levantó y protestó por haber manchado de tierra su vestido blanco.

La reina siempre lleva un anillo hueco, brillante y ostentoso. Nadie osaría preguntar pero todos sospechan que contiene arsénico o belladona. Es perfecto para guardar los pétalos secos de una orquídea negra que su dama de compañía recogió del suelo del jardín aquella misma noche.

Que Dios salve a La Reina. Nadie más lo hará.


Signos zodiacales: Libra y Virgo.
Arcanos del Tarot: Emperatriz, Sacerdotisa, Justicia y Templanza.
Colores: Rosado y Turquesa.
Instrumento de grupo pop: Voz.
Material de dibujo: Sacapuntas.
Alineación en el fútbol: Delantero.
Lance del amor: Renuncia.

Cajas sorpresa: [Caja 1] [Caja 2] [Caja 3]

jueves, 3 de octubre de 2013

Movimientos de las piezas del ajedrez. La Torre (5/6)


Quizá sea el único capaz de soportar con tal facilidad la armadura pesada y el empuje del enemigo en las fronteras. Ha construido su cuerpo y confianza entrenando ocho horas al día ante un escudo de plata que encargó bruñir para observar sus movimientos con lanza, espada y maza. Si además de robusto fuera perspicaz notaría las risas ahogadas de sus subordinados cuando se queda contemplando, extasiado, el reflejo de su torso desnudo. Se hace llamar Torreón pero a causa de estas chanzas los peones le han apodado La Torre. Cuando esto llegó a oídos de los cortesanos les pareció un seudónimo de lo más apropiado ya que no se le conoce amancebamiento con doncella alguna y, como murmura el alfil al rey, parece una caricatura de la virilidad. Torreón sospecha que el alfil ha engatusado a la reina con palabras floridas y regalos exóticos, siempre merodeando cerca de su cámara. Si tan solo se pudiera enfrentar con ese brujo cara a cara se la rompería de un solo golpe y de nada le servirían sus malas artes. Pero qué puede hacer tan lejos de la corte un guerrero excepto tragar arena y sangre. Si ella pasara sus manos suaves por su enorme pecho, tenso por la furia, perlado de deseo, sobrarían las palabras.


Signos zodiacales: Leo y Cáncer.
Arcanos del Tarot: Enamorado, Fuerza y Torre.
Colores: Oro, verde y marrón.
Instrumento de grupo pop: Guitarra.
Material de dibujo: Lápiz blando.
Alineación en el fútbol: Lateral.
Lance del amor: Celos.

Cajas sorpresa: [Caja 1] [Caja 2] [Caja 3]

martes, 1 de octubre de 2013

Movimientos de las piezas del ajedrez. El Peón (2/6)


El Peón es hijo de ebanista y habría podido heredar el oficio si no fuera porque él aspiraba a algo mejor. Por eso se presentó como aprendiz para ser comediante, acróbata, bailarín o juglar. Cuando se dio cuenta de que su estatura no le permitiría hacerse un nombre en el mundo escénico, se enroló en la guardia del rey. En el ejército, entre chanzas de soldados y escaramuzas, maduró. Es consciente de que le están utilizando y tiene miedo a la muerte pero el peón se agarra a su sueño: llegar a lo más alto. Mientras escala, peldaño a peldaño, sus compañeros de promoción caen a su lado. Llora cada baja, lo justo, y recuerda lo bien que se lo pasó haciendo correr bulos de toda la corte. Pero el peón aprieta los dientes y se recuerda a sí mismo no quiere hacer amigos. Tampoco alcanzar el poder es su objetivo. Mientras avanza, en ocasiones, no puede evitar mirar hacia la retaguardia y esa mirada nunca es correspondida. La torre sólo tiene ojos para una reina. Y él, el peón, será su Reina.


Signos zodiacales: Escorpio y Géminis.
Arcanos del Tarot: Colgado, Mago, Luna y Rueda.
Colores: Rojo oscuro y Amarillo.
Instrumento de grupo pop: Bajo
Material de dibujo: Goma
Alineación en el fútbol: Defensa
Lance del amor: Conquista

Cajas sorpresa: [Caja 1] [Caja 2] [Caja 3]