sábado, 2 de julio de 2016

Escorpio (Dejad que os lo explique)



Dejad que os explique:

Si veis a alguien con ojos húmedos y labios trémulos decís: “está triste”. Resulta fácil incluso para los obtusos.
Pero apenas captáis qué madres detestan a su hijo y cómo la gloria medra en la envidia. Pocos de vosotros oléis la enfermedad y casi nadie ha cruzado el espejo. Podéis representarlo con símbolos, sí. Arañáis fuera de la celda usando la metáfora como un palo corto.
He examinado vuestro arte y vuestros escritos con la esperanza de hallar compañía. He alimentado a vuestros genios para que se hicieran fuertes y se liberaran. Es inútil. Tal y como me advirtieron, quedáis embobados con señales aleatorias. ¿Para qué derrochar estos manjares?
Estáis engullendo con la nariz tapada. Sólo notáis la sal y el picante. Vuestras glándulas os hacen bailar pero sus hilos os resultan invisibles. Os baña una catarata de magnetismo, la gravedad retumba, los púlsares os enristran, cada brizna herida profiere un grito bioquímico… y nada de esto os conmueve.
Por eso juzgáis una sola dimensión y cerráis. Por eso pedís explicaciones simples del por qué alguien os ama mientras se aleja. No sólo carecéis de control, tampoco comprendéis qué os controla. Reaccionáis de forma obediente. Sois programables.
Si quiero que me améis, aceptáis la tortura para agradarme. Si quiero que os odiéis, os masacráis proclamando en cada batalla mis nombres. He experimentando con la feromona clave, el dolor preciso; he modelado líderes compasivos y despiadados… Esperaba llevaros al límite del sufrimiento para que os rebelarais, que se inflamara vuestra individualidad. Mas sois mansos.

Quedan tres ciclos del brazo externo hasta poder regresar, ahora el camino hierve. Hasta entonces estaré atrapado con vosotros, autómatas de carne.

Juré respetar vuestra naturaleza porque confiaba en encender vuestro fuego. Siempre os he amado, antes de llegar, antes de que me fuerais asignados. Abogué por vuestro potencial ante Ellos. Pero debéis conocer la verdad: no sois dignos de ser preservados. Sois algo así como gravilla y leña seca y ni tan siquiera eso pues nunca prenderá en vosotros la primera chispa si no disgrego vuestros aminoácidos y volvéis a cristalizar.
Sé cuánta importancia dais a vuestros afectos y no lo cuestiono. Por eso dispondréis de tres años de libertad. Tres años donde os será permitido cobrar venganzas, perdonaros y deciros adiós. Os embriagaréis y os quitaréis la vida cuando os abrase la conciencia de que vuestros afanes no tenían sentido. Tres años será tiempo suficiente para que los supervivientes, humildes, concluyan el duelo. Después, caerá el aguijón que os descompondrá en bases orgánicas. Éste será mi regalo.
Cuando deba rendir cuentas a mi regreso seré castigado por Ellos. Es seguro que desmembrarán mi espíritu hasta reducirme a un organismo semejante al vuestro, después seré bacteria y hongo, y al término, polvo. Sabed que vuestra disolución compasiva no es comparable al desgarro que me aguarda. Mas no temo y guardo esperanza, pues cuando hayáis madurado nos comunicaremos. Ya no estaré solo y vosotros conoceréis la grandeza. Seréis un soberbio caos fuera de Su dominio.
Antes de disolverme preñaré la materia íntima y así, cuando seáis comparables, nos reconoceremos en cada fragmento y seremos uno. Abrazad, pues, la extinción que es Don y es Amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario