miércoles, 24 de julio de 2013

La discreta relación entre fútbol y videncia.

Soy de Mari Carmen. A muerte. Mari Carmen nunca habla de su "don", de que tenga "flashes" de videncia o de que contacte con presencias invisibles. Todo el mérito se lo atribuye al esfuerzo y al aprendizaje de años. Ella se declara técnica, incluso insinúa que sosa y poco mediática. Inseguridad en Mari Carmen, "a ver si no meto la pata esta noche", piensa. Cuando se equivoca no esconde su error, pide disculpas, pregunta, trata de reinterpretar las señales que los arcanos sugieren. Su frase recurrente es: "Echo pocas cartas porque si no, me aturullo".

Cuando marca un golazo, un acierto concreto y poco probable, pasa rápidamente a otra asociación, impaciente: "Vale, voy bien, voy bien, hay que seguir por aquí, que no se me vaya ahora la tirada".

Mari Carmen se sabe falible, siente el peso de la confianza, quiere legitimar su profesión. Suda la baraja, escudriña los matices, se la nota preocupada por no descubrir una revelación útil. Frunce el ceño, se detiene, aprieta los labios. No te es fácil, ¿eh?.

No es el fichaje estrella ni lo será. La juzgarán por los resultados. Llegará a meta pero no puede celebrarlo demasiado. Sólo ha cumplido, es su trabajo y nada más. Mari Carmen, te renovamos el contrato.



Una noche, sin avisar, Mari Carmen se ve en el banquillo. Ese cuadradito de imagen abajo a la derecha. Ni siquiera le interpelan como es costumbre de la productora. Ni la mencionan. Mari Carmen es ninguneada, humillada.

Han traído a un vidente célebre en Francia. Acostumbra a tratar con presidentes y viajar por todo el mundo como él mismo se asegura de aclarar. Ignora las inquietudes de la gente para proclamar súbitas visiones: "estanterías con platos, con dibujos", dice hablando de una casa rural. "Alucino", dice la llamada, "¡es verdad!". La telespectadora no recuerda que ha llamado porque algo le angustia y se deja fascinar por el truco.

El vidente estrella, marrullero, se vanagloria: "claro, es que soy bueno, por eso trato con presidentes"; "la gente usa un 20% de su cerebro. Los videntes un 60% o 70%". Sonríe, muy satisfecho. Se toca el foulard color salmón. Coqueto. La presentadora le halaga, se somete, abyecta. Cuando la señorita hace una rápida alusión a Mari Carmen, Philippe corta algo molesto: tiene otra cosa que decir de sí mismo, es muy importante que sepamos quién es.

Desde su ventanita Mari Carmen no se lo puede creer. Bochornoso. Hace aspavientos, habla por el micrófono interno, protesta. Se da cuenta de que la cámara le enfoca y se recompone. ¿Quién es ése?, ¿a qué juega?, ¿por qué han roto la armonía del equipo, la normalidad del programa? Su compañera Montse, impertérrita, sonríe desde el otro cuadradito. Mari Carmen busca su complicidad y Montse parece tranquilizarla con disimulo: "ya se irá, mira para adelante que se te está notando".

Philippe se viene arriba. Poderoso, aclamado. Decide arriesgar y ataca.

- Vas a tener un niño pronto.
-¿Cómo un niño?
-Sí, claro... Una cosa que se tiene así, entre los brazos - dice con insoportable condescendencia.
-Ya...
-No tú claro, tu pareja, cuando venga.
-¿eh?
-Hay un embarazo, clarísimo.
-Pero es que soy gay.

Y Mari Carmen, desde su ventana, abre los ojos. Mira hacia Montse a la que se le escapa la risa. Mari Carmen sonríe, intenta cerrar los labios pero no puede. Algo se dicen por el micrófono, están discretamente alborozadas pero no disimulan demasiado. No se pueden reprimir, no quieren. Sabe a gloria, sabe a triunfo.

Y yo, desde mi casa, celebro la victoria de Mari Carmen como propia. Gana España. Épico.

4 comentarios:

  1. Mari Carmen es un SEÑORA. Ivan, me parece fascinante el humor que tienes y la manera de escribir. Tu estilo. Tus giros. Yo, de mayor, quiero ser como tú.

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  2. Efectivamente. SEÑORA lo define muy bien.

    Y usted debería aspirar a ser usted que ya es mucho. Muchísimo.

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  3. pues he buscado foulards color salmón, por si la chica que vive conmigo tenía alguno en el armario. Lo único que he encontrado, en el cuarto que era de mi hijo, es una máscara antigás de la II GM. Me la he puesto, porque quiero haceros una revelación a los dos. Veo un hijo... no, no, trillizos. Vais a tener trillizos rollizos.

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  4. La próxima vez haga predicciones con una camisa limpia porque sus augurios son un poco tremendistas.

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