viernes, 3 de junio de 2016

Os Hará Libres




En la isla privada de San Lorenzo existe un club que no aparece en las guías de ocio. Tampoco se sabe cuándo abre. Sólo cien invitados, cada año, conocen la fecha exacta.

Hasta ese momento las instalaciones permanecen cubiertas por una carpa rosa. Dentro, artistas, músicos y arquitectos se afanan en llegar puntuales a la noche señalada. Nadie debe conocer el aspecto final de “Just a Whit”, excepto Susú, la anfitriona.

El evento no es un acto social; es una clase magistral acerca del buen gusto que todo asistente debería recibir agradecido. Esa noche lo exquisito queda definido en cada lámpara, en cada aperitivo y en cada saludo; y de todos estos detalles el más importante es, sin duda, la elección de la chica Whit.

Las candidatas han sido traídas al alba, cuando la brisa fría y la luz mortecina les hace sentirse vulnerables. Quedan seis finalistas que se ordenan sobre los pilares del embarcadero para que Susú, vestida con turbante y pareo blancos, les pueda estudiar largamente mientras fuma en pipa.

– Chicas uno y dos – grita Susú – ¿cómo se os ocurre venir con calzado cómodo? ¡Fuera! Y tú también, tres; por sonreír.

Las chicas, cabizbajas, vuelven a la lancha que ni siquiera está amarrada al embarcadero.

– Cuatro, querida, ¿por qué quieres ser Whit Girl?

– He sido imagen de los mejores Beach Clubs de Ibiza, domino tres idiomas y he sido elegida Miss Castellón en 2009.

– Es todo un honor rechazarla. Cinco, ¿por qué quieres ser Whit Girl?

– De pequeña era feíta y tímida. Pero he hecho de mí otra mujer y quiero demostrar lo que tengo: empatía, criterio, eleganc…

– ¡Fuera! ¡vete ya! – da una larga bocanada – ¿y tú, seis? ¿por qué quieres ser Whit Girl?

– Porque soy una perra ambiciosa.

– ¡Preparen el papeleo!

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