lunes, 16 de diciembre de 2013

Mutación en las señoras: el cuerno ilíaco.

El otro día una señora de mediana edad aprovechó mientras me agachaba a por la mochila para quitarme el asiento en el metro. Un asiento que me pertenecía legítimamente porque llevaba esperando delante de él cinco paradas. La señora fue increíblemente rápida, no hubo nada que pudiera hacer. Ella acababa de llegar al vagón y acechaba a una considerable distancia. Varias personas, en teoría, debían impedirle el paso hasta colocar sus nalgas en ese asiento. Pero en una décima de segundo, cuando alcé la cabeza, la señora estaba ahí, agarrando el bolso con ambas manos, mirando hacia arriba como si nada hubiera pasado.

He pensado mucho en este suceso tan desconcertante. Creo que las señoras que son capaces de usurpar desde lejos los asientos en el metro, abriéndose paso entre la gente, con tal rapidez, poseen una estructura anatómica especial. Creo que se trata de una nueva mutación favorecida por la lucha por el asiento en el transporte público. Yo lo llamo: el "cuerno ilíaco".

Aquí tienen una recreación:


El cuerno ilíaco es una prolongación de la cresta ilíaca ordinaria, unas cuñas que sobresalen del hueso de la cadera por los laterales. Aunque usted crea ver un trasero grande y fofo, ¡cuidado!, eso no es grasa. Se trata de estructura ósea, dura y resistente que embiste contra las multitudes y las aparta a los lados, como el rompehielos de un barco. También permite alcanzar altísimas velocidades cuando las señoras se desplazan lateralmente, merced a su forma aerodinámica.

Si convive con una señora y sospecha que haya mutado de esta manera, intente palpar con disimulo su cadera. Si detecta la anomalía trate el tema sutil pero firmemente. El cuerno ilíaco no es motivo de preocupación per se pero requiere de cierta responsabilidad.

¿Cree usted que la sociedad está preparada para el advenimiento del cuerno ilíaco?

12 comentarios:

  1. Hay otra subespecie igualmente temible: las canaperas. Esas tienen desarrollado el codo y el brazo más largo de lo habitual. Y puede que la rodilla también: le hacen zancadillas a los camareros para acceder a la bandeja.

    Perplejo, digame: ¿Sabe si hay algún estudio sobre las canaperas?

    Muchas gracias.

    Aprendo mucho con su blog.

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  2. ¡Jejejeje!

    Todavía hay más especies mutantes. A saber: las señoras con sofisticados sensores de movimiento subacuático que en la piscina propinan generosos manotazos a quien se cruza con ellas en la misma calle. El hecho de que nunca se disculpen me hace sospechar de otra mutación selectiva, cuyo único fin es el de la adaptación al medio.

    Un saludo

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  3. ETDN, sí, efectivamente. El canaperismo fue clasificado en 1983 en el Research Mutant Ladies de Toronto. Según diversos experimentos practicados desde 1972, una canapera puede alargar su brazo hasta 32 cms cuando el canapé incluye en su composición salmón ahumado. Se calcula una incidencia de un 0,7% en mujeres entre los 35 y 55 años. La OMS está estudiando incluirla dentro de las enfermedades raras pero un lobby desde Chicago (Pro Canapers No Younger Women Rights) ha protestado enérgicamente cada vez que ya que considera que no hay disfunción que justifique llamarlo enfermedad, tan sólo un rasgo genético tan respetable como ser zurdo o aficionado al paddle.

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  4. LastChild, lamento no disponer de información al respecto.

    Pero hay un antecedente. Se sospecha que el hipocampo de algunas personas segrega un neurotransmisor que bloquea la conexión del centro verbal con la musculatura de la laringe. Cuando estas personas atacan a través de gestos, actitudes o frases enigmáticas, este neurotransmisor impide que se articule verbalmente el motivo de la agresión dejando a las víctimas desconcertadas.

    Hasta ahora se ha confundido esta mutación con el tipo de personalidad pasivo-agresiva pero parece ser que las personas que mutan de esta manera se sienten muy frustradas ya que les gustaría explicar de manera racional y analítica la génesis de su hostilidad. Sin embargo, dicen sentir la garganta agarrotada y no tienen más remedio que dejar caer la mirada hasta que cese la reacción.

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  5. Jajajajaja! Brillante! Me he visto en situaciones similares y siempre la duda acudía a mi cabeza: Como lo hacen? Ahora lo se.
    Muchas gracias Perplejo por compartir este estudio.
    Y por favor, sigue instruyéndonos sobre este tip de conductas!!

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  6. ¡Jajaja!
    ¡Estoy deseando salir de trabajar para meterme en el metro y empezar a palpar las caderas de las señoras!

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  7. Pero tenga cuidado. Abórdelas siempre de frente.

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  8. hola cari

    Interesante artículo. Haz un grupo en el Caralibro: Señoras que te roban el sitio en el metro a golpe de cuerno ilíaco. Te echarán por hipercultista, pero nosotros te querremos igual.

    Chau, muac.

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  9. He visto la maniobra varias veces y creo que te equivocas: la mutancia consiste en que son capaces de dar un salto temporal en el hiperespacio, pero de carácter mínimo. Un vez lo vi claramente: la señora está a una prudente distancia, pero la viveza de sus ojos revela que acecha cualquier movimiento liberados de un asiento. en cuanto este se produce, mientras el resto de los viajeros se mantienen en el espacio y el tiempo realistas, ellas pasan en un naosegundo del espacio que ocupaban a otro situado a 3 metros, además con las balgas de cara al asiento. "Has perdido el tiempo", le dicen sus amigos. "Pero estoy descansada", responde ella. Habría que poner cámaras hipersensibles para demostrar que su cuerpo no ocupa en momento alguno el espacio que separa la posición de acecho del asiento liberado. Si no me crees, presta atención.

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  10. JAJAJAJAJA!!!

    Señor Nanosegundo, su hipótesis me parece tanto o más plausible que la aquí referida. Creo recordar, de hecho, el caso espeluznante de una señora en Bridegestone (Pensylvania) que siendo ella joven colapsó el tejido espaciotemporal intentando alcanzar un hueco tres hileras al fondo por delante de un músico de santur. En su afán, no conformándose con parar el tiempo, se desdobló y retrocedió tantos años atrás que acabó preñada de sí misma.

    Tuvo que viajar a Francia para abortarse en una clínica privada. Todavía hoy, con setenta y cinco años de edad, se arrepiente de no haber sido valiente para ser madre soltera y huérfana de padre al mismo tiempo.

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  11. Jajaja, muy bueno.... Ahora ya entiendo lo de ayer, que no me pispaba.

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  12. A las buenas, Conde Duque. Ya podemos compartirel apasionante campo de la etología en señoras mutadas. Me alegro de su visita. Sea muy bienvenido.

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