martes, 9 de agosto de 2016

Falacia ad Cuñadium o Falacia ad Amarus

Florece un nuevo tipo de falacia (no tan nuevo en realidad) a la que podemos llamar Falacia ad Cuñadium o Falacia ad Amarus* Sí, también la he estado usando.
Sería la falacia complementaria a la Falacia ad Populum (aquella consistente en pretender que una afirmación es cierta sólo porque una gran cantidad de personas cree que es cierta. También conocida como la de las mil moscas y la mierda.)
La Falacia ad Cuñadium NO consiste en decir que algo es una opinión de cuñado o que alguien opina como un cuñado, eso es una ad hominem vulgaris de toda la vida. No.
Consiste en pretender que porque una afirmación haya sido repetida muchas veces o porque uno pueda anticipar de antemano una afirmación ésta pareciera "devaluarse", como si la verdad pudiera perder veracidad por desgaste o falta de originalidad. Algo así como un matrimonio maduro y poco sexy.
Esta maniobra es falaz porque si una afirmación es sólida, lo es la primera vez que se puso sobre la mesa y lo seguirá siendo después, por mucho tiempo que pase, aunque quien la repita no la entienda en profundidad y la diga en mitad de un discurso lábil. Aunque sea aburrido volver a escucharlo. Aunque sea repetida por una gran masa aborregada, inculta y rancia. Aún con todo eso, no tiene por qué ser desechada excepto por sus propios méritos como afirmación.
Al contrario, si una afirmación es tramposa lo será desde la primera vez, aunque suene fresca, provocativa y sea bruñida por una persona ingeniosa.
Se me vienen a la cabeza muchos ejemplos de esta falacia que, en general, no sólo pasan desapercibidos sino que son aplaudidos. Es asombroso lo fácil que ha saltado mis defensas, incluso como ha podido desarmarme aunque intuyera "que había gato encerrado".
Creo entender la razón de por qué funciona tan bien esta falacia, aunque es subjetivo. Tenemos cajas de comentarios debajo de cada noticia y oportunidades de sobra para exponer nuestra argumentación. Nos encanta otorgar nuestra opinión de mierda al mundo, como dicen Los Punsetes, y a la vez somos bombardeados por otras ocurrencias y sus "likes". Aprendemos rápidamente, cual perro de Pavlov, qué tonillo o tipo de chiste es más celebrado.
Desgraciadamente, ese tonillo inteligente no siempre coincide con el rigor intelectual. No estamos al servicio de la verdad sino que usamos la argumentación para exhibirnos. ¿Qué pasa cuando la vieja verdad te hace quedar como rancio o agüafiestas? ¿Qué pasa cuando la exactitud te estropea una buena ocurrencia?
No deberíamos callar la boca a nadie sólo porque ya sabemos de sobra lo que nos va a decir. Ni poner los ojos en blanco porque una afirmación sea demasiado mainstream. Eso es trampa. Exigid a vuestro interlocutor que no sea condescendiente y que demuestre que os equivocáis. Pruebas, no ingenio.
Quizas "ad Cuñadium" sea un nombre equívoco o demasiado dependiente del momento. Ya me entendéis el fondo. Si a alguien se le ocurre un nombre mejor, que lo suelte en comentarios.


*Un Hombre sentado en una silla me ha sugerido bautizar a la falacia con algo que tenga que ver con "aburrimiento". He encontrado "Amarus", que es la raíz de la que deriva "amargo" y tiene que ver con lo triste, aburrido, mustio, incluso irritante. Creo que ilustra bien la identificación errónea de lo poco atractivo con lo falso.


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